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Remedios caseros

junio 2, 2010

Desde hace milenios conocemos los llamados «remedios caseros». Hoy en día el 30 por ciento de los medicamentos se sintetizan a partir de plantas. Droga es sinónimo de medicamento y proviene de la palabra holandesa drogge, que significar «secar». Esta práctica es a la que se recurre en muchos remedios herbales.

Antes, se abría la alacena en busca de un remedio en lugar de ir al médico. Si te dolía la garganta, por ejemplo, se diluía un par de cucharadas de miel en agua hirviendo y se le añadía el zumo y la piel de dos o tres limones. Este brebaje se tomaba a pequeños sorbos. El alivio estaba garantizado y hoy en día cualquiera que lo pruebe puede notar su beneficio. De hecho es una formula muy empleada junto con el caramelo para aliviar tos y molestias de garganta. ¿Por qué rechazar las buenas costumbres si está demostrado que funcionan? Quizás porque pensamos que algo químico será más efectivo y rápido, pero la realidad es que es difícil que un remedio casero cree un residuo en ninguno de nuestros órganos, como sí hacen los medicamentos. Es muy complicado que tomando las dosis correctas un remedio natural nos haga daño alguno. La toxicidad de los medicamentos está probada y es vox populi los problemas que acarrean; aún así seguimos prefiriendo gastar un poco más y detener el proceso natural de nuestro cuerpo, produciendo a este un deterioro en su salud. Deberíamos tener en cuenta a la hora de tomar fármacos que su uso nos acarreará, de alguna forma, problemas en el  estomago, riñon, higado… En definitiva, una consecuencia perjudicial que si no es inmediata, se producirá con el tiempo.

Por los avances en medicina estos remedios han quedado obsoletos y considerados como pócimas de la “botica de la abuela”, a pesar de que han sido sometidos a innumerables ensayos clínicos.

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